sábado, 31 de mayo de 2014

Querida M,
Hoy la calma ha vuelto.
Por la mañana tomé el metro en Hidalgo a las 7.30.
Hora pico.
El vagón de las mujeres huele a cabecitas recién lavadas con Pantene o H&S.
Yo traía mi bolsa verde bimba y lola en una mano y en la otra un vaso de unisel enorme con jugo. Soy cliente frecuente de una juguería que se encuentra en la esquina de Isabel la Católica cuando está a punto de convertirse en República de Chile.
A las 8.45 estaba en Altavista. Recordando que alguna vez estuve en el Helénico, ¿te he contado esa historia?
Me pareció tan extraño encontrarme en el sur a esa hora de la mañana.
Todo el día he tenido sueño.
Se invierten las nociones: ir al sur representa donar mi energía vital, regresar al centro es recargarme.
Últimamente quiero que todo sea minimalista.
Cambié cosas de lugar en este 4to piso.
Aún no sé en dónde colocaré las polaroids.
Los rituales con Pavlova comienzan a tomar forma.
Ya no somos dos extrañas durmiendo juntas.
Mayo se termina... Al parecer la mudanza se termina también con este mes, aunque aún tengo una caja con hilos y una maleta sin desempacar.
¿Cuando se termina realmente una mudanza?
I

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