lunes, 27 de octubre de 2014

Nací por casualidad en el puerto de Acapulco.
Mis padres son del Distrito Federal. 
En 1984 vivían en Acapulco porque daban clases, preparaban a profesores de preparatoria. Mis padres creían en la revolución. Pensaron que contribuían al país mudándose a un estado que sigue siendo de los más pobres de México: Guerrero.
Yo sólo viví un año en Acapulco, el primero de mi vida. El clima me enfermaba. Mis padres regresaron a la ciudad. Toda mi vida, hasta este año, he vivido en el sur de la ciudad.
Hace poco cambié mi domicilio.
Me metí a la página del INE y programé una cita. Todo estaba saturado, sólo había cita después de dos meses, en la oficina de Santa María la Ribera.
En una colonia que vio crecer a mi abuelo, y que yo nunca sentí cercana.
Pasó el tiempo y llegó el día de la cita.
Fui a mi cita con todos los documentos: acta de nacimiento, pasaporte, comprobante de domicilio.
Me formé en la fila especial de los que hacen citas y me atendió un hombre, como de mi edad.
Le di todos mis papeles y le fui respondiendo todas sus preguntas. 
Nombre, domicilio, profesión.
Una vez que terminó de capturar todo, me dijo que él también había nacido en Acapulco.
Pero que lo más curioso era que su tía, que trabajaba en el registro civil del puerto, me había registrado y me mostró el nombre de ella en mi acta de nacimiento.
Un nombre que ha estado en mi acta de nacimiento y que nunca había leído. Que ha estado ahí en todo lo que hace mi vida oficial: primaria, secundaria, preparatoria, universidad, sat, pasaporte, matrimonio. Todos los sitios en donde hay que presentar un acta de nacimiento. El nombre de la jueza que llenó por primera vez un documento oficial de mi existencia, tuvo sentido en ese momento porque él dijo: ella es mi tía.
Cuántas personas tienen que hacer oficial nuestra existencia y cuántos nombres se inscriben en los bordes de nuestra vida… Todo para concluir que dos personas de la misma familia en dos tiempos y dos espacios diferentes han estado ahí para dar fe de que vivo, de que se presenta una niña de cabello castaño, de que presento un comprobante de domicilio y un pasaporte. De que me llamo Idalia Sautto Flores.
Salí de esa cita muy perturbada. El mundo nos ha enseñado a no asombrarnos de las casualidades, a tomarlo como curiosidades, como elementos sorpresas.
Algo del puerto de Acapulco, de un remoto pasado se removió en mi interior.
Tenía ganas de vomitar.
Pasaron los dos meses y regresé por mi identificación oficial.
De cinco personas que entregan documentos, me volvió a atender el mismo hombre. 
Nos vimos a los ojos, nos reconocimos. 
No se volvió a tocar el tema de la casualidad.




viernes, 10 de octubre de 2014



Ezra's Interlude. Chromeo
Interludio para no duplicar errores

Son of Sam. Elliott Smith
Venía en un disco del 2004, nunca supe cómo se llamaba, I me lo dijo la semana pasada.

Needy Girl. Chromeo
Las llamadas que se perdieron.

This Must be the Place (Naive Melody).Talking Heads
La escuché en un soundtrack y sentí que no la había dejado de escuchar.

The Start Of Something. Voxtrot
Ganas de bailar en sábado, los Smiths rejuvenecen.
Voxtrot se desintegró.

The Sun Also Sets. Ryan Adams
Ryan Adams golpeó a alguien que le gritó "Bryan Adams" en un concierto.
Ryan y Bryan cumplen años el mismo día.

Perfect Miracle. Spiritualized
Podría escucharla en loop eterno.
 "My mind is a mess and I change my address"

Unplayed Piano. Damien Rice & Lisa Hannigan





The Doors. People are strange
Me gusta comer panditas de colores porque pienso que eso evitará que tenga problemas en las rodillas por correr sobre pavimento.


Buffalo Springfield. For what it’s worth.
Nostalgias adquiridas de no sé dónde.
 Supongo que hay algún tipo de nostalgia que no se transmite por los padres, ni abuelos, ni amigos. Se trata de una generación espontánea de nostalgia directamente del corazón de la web. Como años expulsados del sentir de una generación que no le tocó a nuestros padres, ni a nuestra cultura y, de pronto, ahí está, formando parte de la vida cotidiana. Una nostalgia intrusa.

Crash Test Dummies. Mmmm
Esta canción es un referente obligado a mi hermana menor.
Cantaba con tanta emoción esta canción…
La cantaba como una explicación de ella misma.
Y hacía cara de resignación cuando comenzaba el coro.
Escucho esta rola y no sé por qué, junto a Isolda, viene ese pasado que nunca fue rosa, un pasado con aristas filosas pero en donde nos acompañábamos en nuestras debilidades, como si nos abrazáramos en una canción que nos tapaba los oídos a una realidad.

Bush. Swallowed
 Somos una generación que tiene que regresar constantemente al origen de una sensibilidad musical. Cuando escucho Bush pienso que no iba por mal camino. En algo estaba bien cuando era una niña precoz, y arriesgada y tonta, estaba escuchando la música que hoy en día no me avergüenza decir que escuchaba y que puedo volver a ella sin cansarme, sin decir, qué asco cómo podía hacer eso.

Weezer. My name is Jonas
Cuando tenía 10 años mi tío E. tenía 20 años.
Esuchaba un disco con unos chicos viendo a la cámara de frente y un fondo muy azul.
Tocaba en su bajo My name is Jonas.
Me emocionaba escuchar el bajo y el disco compacto en las bocinas.
Era mi héroe.
Después crecimos y dejó de ser mi héroe.
Pero Weezer me sigue causando una emoción muy primaria, que trae el olor de la alfombra roja del cuarto de mi abuelo.

The Beatles, When I'm Sixty-four
El año pasado compré esta canción en iTunes. 
La puse muy temprano a todo volumen el día que A. cumplió 64 años.
Desde entonces el random la trae con frecuencia.
¿Seguiremos teniendo un Valentine?

Beck, Deadweight
Trabajo en una oficina.
Me encantaría estar escribiendo desde un camastro.
Y que mientras hago mis cosas de oficina pase una persona disfrazada de batería a mi lado.

Nancy Sinatra, Bang, bang
A veces
simplemente
bang bang.




viernes, 3 de octubre de 2014

Me costó un par de semanas volver del todo.
Por fin pude dormir una noche completa, estoy de vuelta.
Dentro del sueño de esa noche no estuve segura de qué cosas habían pasado. No supe si en ese sueño pasó algo digno de arrepentimiento.
Todo el día tuve miedo a confundir mis recuerdos, olvidarme.