martes, 12 de mayo de 2015

Querida M,
Hoy desperté. Ayer olvidé cerrar las cortinas. Así que de golpe vi las nubes. 
Unas nubes esponjadas, como borregos fugándose hacia el Ajusco. 
Se desplazaban hacia cada lado de la Torre Latino.
Tomé una foto. 
Siempre es la misma foto, desde el mismo ángulo de mi ventana y el mismo Hotel Congreso Garage asomando en primer plano. 
No sé cuántas veces he tomado esa foto desde que llegué a Cuba. 
No importa porque el color del cielo y las nubes nunca son las mismas, nunca, en estricto sentido, es la misma foto. Me recuerda el cuento de Paul Auster en donde un señor tomaba una foto todos los días a la misma esquina. ¿Lo recuerdas? Tenía todas las fotos en un álbum.
También me acuerdo cuando me diste a leer un libro de coincidencias de Auster. En donde narra cómo iba a morir por un rayo. Me lo enviaste porque nuestras entradas iban a hablar de eventos extraordinarios. Sin saberlo nos dirigíamos a una (la) historia de P. A., que ya había comenzado años atrás. Nunca sabemos cuándo el pasado tomará importancia. 
Ahora mismo puede ser que estemos en medio de una coincidencia y no lo sepamos aún.
Quizá siempre es la misma coincidencia, como la foto, sólo que la atmósfera cambia.
Acababa de tomar la foto de las nubes y la Torre cuando me enviaste un whatsapp:
"Lluvias fuertes por la tarde".
Traje mi paraguas de pato a la oficina.
Traje también un libro de Walter Benjamin que me regalaron de mi cumpleaños.
El prólogo comienza así:
"El pasado está lleno de cosas curiosas, tristes y alegres, y en su mayor parte olvidadas. Gente que uno catalogaría como extraña, lugares ahora inhabitables, hechos para los que parece no haber explicación. Pero el presente también tiene sus misterios, aunque sea lo más próximo y podamos tocarlo con la mano".
Esta correspondencia parece presente puro, pero también ha mutado, seguimos asombrándonos de nuestra cercanía y, sin embargo, ya tenemos una distancia que podemos mirar con cierta extrañeza. 
Prevalece la amistad, los códigos secretos y los emojis en descripción.
Te quiero,
I.



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