lunes, 23 de marzo de 2015

¿Se puede poner una fecha con límites de entrega a los pensamientos?
¿Cómo cambia la escritura cuando se sabe que se debe de escribir?
  Cuando escribo con prisa, con sueño, comienzo a repetir palabras y no las veo, hasta mucho tiempo después. Me parece que lo más sano siempre es dejar que los textos tengan su propio reposo, aire.
A veces ocurre que no hay tiempo. Creo que la escritura se comienza a colar en las muletillas que cada quien tiene, y eso me da miedo.
Y me sucede que en un mismo texto tengo la repetición de frases de este tipo:
"creo que"; "me parece"; "me sucede"; "cuando"; "a veces".
Cuando escribo sabiendo que ya era para otro día es peor. Es como estar escribiendo fuera del registro. A veces no hay de otra.
Y los pretextos son muchos, pero ninguno es válido.
Estar fuera de tiempo siempre es estar en falta.
¿Pero qué pasa con las ideas?
Me parece que la escritura, antes de volverse palabra, sólo es tiempo en nuestra mente, sólo es una chispa que puede comenzar a incendiar todo lo demás. 
Antes de materializarse sólo es una promesa, una posibilidad de que ocurra.
La idea de un blog, escrito a cuatro manos, es la esperanza de que se vuelva libro, forro, interior, página legal.
Este espacio me gusta porque hay un tema, porque hay un tiempo y porque también cuenta con su fecha límite.

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