viernes, 8 de mayo de 2015

Querida M,
Hace un año comenzó una correspondencia que después salió a la luz en este blog.
En esa primera entrada te hablé del libro: the dark said.
Acababas de volver de N.Y. y fue uno de los libros que habías traído contigo.
Hoy siento que he caminado un poco por la oscuridad, a veces me logro encontrar, otras veces me pierdo en la inmensa oscuridad.
Sólo tenemos la certeza de que hay algo más allá.
Quiero decir, más allá de los días, de la tristeza, de la lluvia y de las ecobicis.
¿Pero qué sería de nuestra vida si no nos atrevemos a mirar la oscuridad?
No estoy segura si después de un año podemos decir que las cosas han cambiado.
Seguro que han ocurrido cambios, pero las mudanzas prevalecen.
Sigue Allende y sigue Galveston.
También siguen las palabras en su camino por intentar opturar los vacíos que tenemos dentro. Algunos que logramos descifrar y otros que se pierden en el día a día.
Quizá de las cosas más bellas que han ocurrido últimamente es descubrir en la blogosfera una imagen tuya leyendo, recargada en un barandal del Metrobús.
Me gusta que éste sea el espacio en donde sólo escribes, como si se trataran de telegramas, algunas impresiones de todo lo que ocurre.
Cuando abrí mi iPhone por la mañana tenía un whatsapp tuyo que decía: No te pierdas a ti.
No me voy a perder porque siempre tendré las palabras como un delgado hilo que me sostiene a la realidad.
Te quiero,
I.

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