Me tardé demasiado en escribir sobre la FIL. I, espero que no sea demasiado tarde.
Desde que compramos los boletos, sentí que esa fecha perfilaba el fin de una época.
Nuestra vida el año pasado era otra, en todos los sentidos.
Guadalajara venía a recordarnos que éramos distintas, ahora paradas sobre arenas más firmes.
Una mentira que se convertía en verdad y esta vez las certezas no existían.
Nos hicimos muchas preguntas por las noches.
Las certezas son pasajeras, de un año a otro éramos otras personas, pero nos gustaron los mismos libros.
Saludamos y quisimos estar con la misma gente.
Prendimos la tele una sola vez.
Compramos libros que podíamos encontrar cualquier día en el D.F.
Una ciudad se acota por unos días, un lugar para encontrarse con los que viven a la vuelta de la esquina. Para bailar con esos a los que no hemos llamado en meses.
Días sin horarios, son sábados permanentes para caminar por calles desconocidas.
Y constatar que no sé leer mapas, el camino era a la izquierda.
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